La ciudad de los ojos
grises es una novela que atrapa ya al lector desde su portada. Una portada
que nos da una idea de lo que nos encontraremos en sus páginas a medida que nos
vayamos adentrando en esta historia que nos ofrece su autor, Félix. G. Modroño (Barakaldo,
1965). El subtítulo de «Una historia de trenes perdidos en la Belle
Époque» nos sitúa en la época en que se desarrolla, una época de empuje
económico y satisfacción social pues el llamado progreso nos traerá esas
transformaciones que influirán en todas las clases sociales, desde las clases
más privilegiadas hasta el proletariado que, sin lugar a dudas, serán los que
más sufran este imparable avance del desarrollo industrial. Era la Belle
Époque que rezumaba optimismo y ambición respecto al porvenir.
Teatro
Arriaga
"La ciudad de los ojos
grises" comienza un día triste y lluvioso en París, en 1914, con el
estallido de la I Guerra Mundial. Alfredo Gastiasoro es un bilbaíno afincado en
la capital francesa, donde trabaja como profesor de arquitectura, que decide
emprender un viaje de vuelta a casa cuando se entera de la muerte de Izarbe
Campbell, la mujer a la que siempre amó, y que se convirtió en la esposa
de su hermano Javier. Este hecho obliga a
Alfredo a regresar a Bilbao a pesar de saber que esto supondrá enfrentarse a
todo lo que quiso dejar atrás cuando murió su madre. Su retorno pretende ser el
último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa
sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte.
A partir de aquí, recorreremos
junto a Alfredo las calles de Bilbao, el presente y el pasado, iremos viendo
cómo la ciudad ha ido cambiando, de ser poco más que un pueblo a convertirse en
una gran urbe, una de las más avanzadas del Viejo Continente, algo con lo que
no todo el mundo está de acuerdo. A la vez, iremos descubriendo los detalles de
la vida de los protagonistas en su juventud y desentrañando el misterio de la
muerte de Izarbe.
Descubriremos el pasado de Alfredo, un pasado que le cambió su presente, un pasado lleno de amor pero también de traición, secretos y mentiras. Alfredo vuelve a ver a Javier, su hermano, el viudo de Izarbe. Por otro lado, su gran amigo de infancia, Fernando Zumalde, es también el policía encargado de investigar (más bien de manera extraoficial) las causas de la muerte de la mujer ya que la primera hipótesis del ahogamiento no parece muy coherente.
Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo XX, y a medio camino
entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de
viajes, La ciudad de los ojos grises es, sobre todo, una bella historia de
suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.
A través de flashbacks, nos vamos metiendo en la mente y los recuerdos de Alfredo y le acompañamos en un viaje al pasado que nos dejará intuir un montón de incógnitas que tendremos que descubrir. Alfredo no oculta en ningún momento que estuvo (y sigue) enamorado de Izarbe, una preciosa mujer que pasó por su vida en más de una ocasión. A través de estos pasajes que evoca, nos vamos metiendo en la piel de unos personajes a los que el destino, o más bien su pasado, no les dejó ser felices. El joven Alfredo huyó para empezar de cero sin Izarbe pero siempre, por unos motivos o por otros, acababa rencontrándose con ella hasta la última vez, la que fue definitiva para ella, para ambos.
Personajes.
Los personajes son sin
duda alguna el alma de la novela. Están ''muy bien dibujados'' cada
uno tiene sus defectos, virtudes, pasiones, motivaciones, son complicados
y están dotados de gran humanidad.
Alfredo Gastiasoro: Es un
hombre soltero y también solitario y, aunque no le faltan amantes, sigue
enamorado de la mujer de su hermano, de la mujer que una vez le dio esperanza
de construir un futuro. Nació en Bilbao pero vive en París desde la muerte de
su madre, dos años atrás. Su regreso a su ciudad natal le obligará a
enfrentarse a su pasado y a sus sentimientos, algo que lleva demasiado tiempo
evitando. Descubrimos que es un hombre atado a su pasado por el amor imposible.
Alfredo irá encontrando las piezas de un puzle que luego tendrá que reunir el
valor de hacer para encontrar las respuestas a sus preguntas. Sus metas son conocer al asesino de Izarbe y saber
quién es su madre biológica.
Izarbe Campbell: Izarbe es la musa, una mujer apasionada. Es la mujer de los ojos grises en torno a la cual gira toda la trama. El primer y único amor de Alfredo a pesar de haberse convertido en la esposa de su hermano. Es una luchadora nata y defensora a ultranza de los derechos de la mujer, una adelantada a su tiempo.
Quizás ellos dos sean quienes más destacan pero no por ello el resto
de personajes pierden importancia puesto que todos están muy bien construidos,
dotados de profundidad psicológica que nos permite comprenderlos y observar
tanto las virtudes como los defectos que los hacen reales y cercanos. También conoceremos también muy bien a Fernán,
amigo de la infancia de Alfredo, Mata, la cabaretera más famosa de París o la
rivalidad entre componentes del mismo partido político, como pueden ser Facundo
Perezagua e Indalecio Prieto. Me gustaría destacar la presencia de otros
personajes como pueden ser Don Miguel de Unamuno, que en
aquella época abandona Bilbao para tomar posesión de su cátedra de griego en la
Universidad de Salamanca o Mata Hari, una de las espías más famosas
del siglo XX, que tiene un papel bastante importante en la trama.
Madroño describe la ciudad de Bilbao como un personaje más.
Con sus cambios, encontrando belleza incluso en los lugares más pobres y
deslucidos. Hay muchas imágenes evocadoras a lo largo del relato. Provoca
nostalgia incluso en los que no hemos conocido aquellos tiempos perdidos para
siempre.
Son muchos los aspectos a
destacar en La ciudad de los ojos grises comenzando por su estilo. La narrativa
es perfecta, directa, sin florituras y contundente, lo que hace que sea un
libro muy agradable de leer. La agilidad que el autor consigue gracias a los
diálogos y capítulos cortos, es uno de los grandes méritos de esta novela que
se vuelve trepidante página a página. El desenlace es inesperado y
sorprendente. La historia se devora y se paladea, al mismo tiempo, porque la
historia te engancha, te atrapa, tira de tu curiosidad por descubrir qué ha
pasado con Izarbe.
La narrativa bella y elegante de
Modroño hace avanzar la historia con ritmo seguro en capítulos cortos,
recreándose en lo que cuenta, paladeando cada palabra, aunque también es verdad
que te deja sin aliento en el final de algunos capítulos, que te mantiene en un
estado de continua sorpresa.
Todo la novela, excepto el último
capítulo, está narrado en tercera persona, desgranando los pasos que Alfredo
Gastiasoro va dando en pos de la verdad, en busca de la causa de la muerte de
la mujer a la que amó, de la razón por la que ella no quiso amarle, del motivo
por el que se alejó de su Bilbao natal. Pero el propio Alfredo toma la palabra
en el epílogo para explicar el porqué de la historia, el porqué de la narración
tal y como la hemos leído y para cerrar algunos capítulos que quedaban
abiertos.
La historia combina la tensión e
intriga que lleva asociado cualquier thriller con el romance y los datos históricos,
consiguiendo un conjunto atractivo y que, a pesar de seguir un ritmo más bien
pausado, hace que no puedas abandonar la lectura una vez que empiezas el libro.
Félix G. Modroño recrea, de
una manera magistral, un Bilbao sumergido en una revolución
industrial y que cambia su paisaje para adaptarse a los nuevos tiempos y
equipararse a las grandes ciudades europeas. El autor no solo es capaz de
retratarnos este Bilbao de manera paisajística, también nos acerca la ciudad
desde un punto de vista histórico, con personajes muy importantes en la
Historia de España. Así aparecen Indalecio Prieto, Miguel de Unamuno o María de
Maeztu que además, en la obra, es gran amiga de Izarbe. Madroño ha
respetado prácticamente el contexto histórico e incluso nos cuenta cosas
como el origen de Licor del Polo, el Athletic de Bilbao, la llegada
de la Coca-Cola a España, etc y eso puede resultar interesante para
el que desconozca esos datos, pues suele ayudar a entender la lectura.
Para mi es muy destacable (aunque
os parezca una tontería) que acompañamos a los protagonistas en sus
comidas, y en este caso se toman sus tiempo en recorrer grandes bares y
restaurantes, y dan muchas ganas de ir allí a probarlos. De todos es conocida
la fama de la cocina bilbaína y por lo tanto cobra una especial relevancia la gastronomía
encontrándonos con platos tan típicos como el bacalao tanto al pil-pil como a
la bilbaína o a la bilbaína, cuya diferencia no solo radica en la acentuación y
aparece aquí detallada, sin dejar de lado los vinos con los que acompañan estos
platos. Restaurantes tan emblemáticos como El amparo o Casa Nicolasa que por
entonces comienzan a ganarse su fama se convierten en algunos de los escenarios
donde se reúnen los personajes para compartir tertulias y comidas.
Marco geográfico
La ciudad de los ojos grises es Bilbao.
Es el Bilbao de hace un siglo, cuando, gracias al proceso de industrialización,
pasó de ser una pequeña ciudad de provincias al gran Bilbao que todos conocemos
ahora. De la mano de Alfredo Gastiasoro, conoceremos muchos de los rincones de
Bilbao, la mayoría aún están ahí. Yo tengo la suerte de conocer algunos de
ellos. Por ejemplo, conozco el teatro Arriaga, las Siete calles, la Gran Vía,
el famoso café Iruña, o la plaza donde Alfredo e Izarbe se hicieron novios. Ni
qué decir que encontrarme en una novela lugares que conozco ha supuesto un plus
de lo más interesante para mí. Pero aunque Bilbao sea la protagonista, hay
otras dos ciudades que también aparecen por sus páginas. Dos ciudades
preciosas, como lo son París y San Sebastián.
Los lugares están tan bien
descritos que parece que nos traslademos allí y hagamos una pequeña visita,
siquiera virtual, a cómo eran dichas ciudades hace un siglo.
Marco histórico
La novela se sitúa en los primeros
años de la Primera Guerra Mundial pero,
con Alfredo y sus recuerdos, recordaremos la época en la que la industrialización y el
hierro cambiaron el paisaje de Bilbao para siempre. El trabajo de documentación
es exhaustivo y el autor ha sabido darnos multitud de información disfrazada
bajo la forma de entretenimiento. Lo mas interesante para mi son las pequeñas anécdotas
desperdigadas aquí y allá. Chascarrillos que denotan un amplio conocimiento por
parte del autor de lo que fue su ciudad.
La ciudad que Alfredo se
encuentra a su regreso es una ciudad diferente, que ha seguido evolucionando a
pesar de su ausencia. Son muchas las transformaciones con las que se encuentra
en un Bilbao dividido por la ría y las minas que separan a un lado los barrios
más modernos y elegantes y al otro el casco viejo. Poco a poco vamos descubriendo
los edificios más emblemáticos por entonces o el ambiente que se vivía por
ejemplo en los recién estrenados cafés, que se convirtieron en una de las principales
señas de modernidad de las capitales europeas más avanzadas y cosmopolitas,
todo ello teñido de una atmósfera gris que envuelve a la urbe a causa del humo
de las nuevas fábricas, las chimeneas, los altos hornos y los trenes.
El autor
Félix G. Modroño nace en 1965 en
Barakaldo donde vive sus primeros años antes de trasladarse con su familia a
Tafalla, Bilbao y Portugalete, localidad en la que transcurre la mayor parte de
su infancia y adolescencia. Tras licenciarse en Derecho por la Universidad
de Salamanca se afinca en Andalucía por motivos laborales. Como fruto de su
afición por la fotografía, publicó Villalpando, paisajes y rincones (2002) en
homenaje al pueblo zamorano de sus padres. Desde entonces, ha realizado algunas
exposiciones y ha colaborado en la revista Paisajes.
Un accidente, que le obligó a
permanecer inmóvil durante casi dos meses, fue la causa que le empujó a retomar
su pasión olvidada de escribir. La obtención de algunos premios con sus
relatos, le animó a emprender la aventura de su primera novela: La sangre de los crucificados (2007),
protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII,
que también será el personaje central de su siguiente obra: Muerte dulce (2009).
Me ha parecido una novela
maravillosa, una de esas que solo se encuentran muy de vez en cuando, y que
echas de menos cuando se acaba. ¿ y vosotros que pensáis?.
Me ha encantado tu reseña, Alicia. Y celebro que hayas disfrutado con mi novela. Cada lector satisfecho es una nueva satisfacción.
ResponderEliminarY gracias por compartir tus sensaciones.
Un afectuoso saludo.
he leido el libro y me ha encantado. entro por mis ojos con esa bellisima portada y la historia y su nostalgia me conmovio. tu reseña le aporta muchisimo valor y calidez. gracias. te leo.saludos.
ResponderEliminarhe leido el libro y me ha encantado. entro por mis ojos con esa bellisima portada y la historia y su nostalgia me conmovio. tu reseña le aporta muchisimo valor y calidez. gracias. te leo.saludos.
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