"No hay dos
personas que lean el mismo libro" Edmund Wilson
Llega Halloween y lo que nos pega
leer es de este tipo de lecturas, este año he elegido dos y una de ellas
es Para
leer antes del amanecer, historias de fantasmas, de Charles Dickens.
Para leer al anochecer presenta
trece de las más célebres historias de fantasmas escritas por Dickens, algunos
de ellas escritas independientes y otras son capítulos pertenecientes a obras
más largas donde los fantasmas hacen su aparición. Es justo ese tipo de relatos
para leer un brumoso Octubre como este. Un libro para leer al anochecer, desde
luego, debajo de una manta y con una buena y humeante taza de chocolate, para
no perder las buenas costumbres.
El eje central de esta
selección de cuentos de miedo se centra en apariciones y demás fantasmas. El
libro se abre precisamente con el relato ‘Para
leer al anochecer’, donde cinco guías comienzan a contar historias
escalofriantes al pie de una montaña suiza, mientras la noche cae sobre ellos. Si
habéis leído alguna vez a Dickens podréis imaginaros el tono de las historias,
muchas de ellas tremendamente serias, pero teñidas muchas otras de
un matiz de burla y humor negro.
La historia que mas me ha gustado es Cuatro historias de Fantasmas (concretamente La primera historia) en la que se cuenta
cómo una mujer se presenta a un pintor y le pide que se quede con su cara para
poder pintarla más adelante de memoria. El pintor no lo entiende pero un tiempo
después se encuentra con un señor que le hace un encargo: quiere el retrato de
su hija fallecida tiempo atrás. Cuando la describe se da cuenta de que es la
chica que le pidió que se quedara con su cara. ¿Conseguirá hacer el retrato? La historia del retratista es el mismo
cuento narrado desde una perspectiva
diferente. Ésta última sobresale por las descripciones y la atmósfera misteriosa que Dickens consigue
crear con las apariciones de la joven muchacha ante el retratista, suplicándole
que la recuerde para poder pintarla de memoria.
En Pálpitos
confirmados asistimos a una burla del espiritismo disfrazada de
vivencias reales del autor. El autor narra cómo mediante médiums, el
protagonista de la historia recibe mensajes casi en código MORSE desde su
estómago y su cabeza. En ellos los espíritus se presentan como “Pastel de
Carne” y “Oporto”.
Asimismo, La visita del Sr. Testador y El letrado y el fantasma son dos relatos
narrados en clave de humor que, pese a las apariciones fantasmagóricas, resultarán
divertidos por su sorprendente desenlace.
El guardavías es
un cuento maravilloso. Cuenta la historia de un hombre que trabaja para la
empresa de ferrocarril, y que va a ver si el guardavías hace bien su trabajo.
Allí el guardavías le confiesa que una presencia se le aparece en el túnel, que
después de aparecer en dos ocasiones han habido muertes relacionadas con el
tren, y cree que le advierte de algo pero no sabe de qué...
La Casa Encantada,
con geniales toques de humor y un final teñido de melancolía, inesperado y por
ello genial, un relato donde la infancia es un fantasma triste que aparece para
recordarnos la inocencia que jamás volverá.
En El letrado y el
fantasma, un letrado alquila unos
viejos despachos y se le aparece el fantasma del antiguo dueño que quiere que
se vaya de allí, y el letrado le convencerá de que se marche él y vaya a otro
lado.
En El juicio por
asesinato un hombre asesinado se aparece a los jueces para vengar su
muerte y encontrar al culpable; en El
fantasma en la habitación de la desposada asistimos a la muerte lenta
y agónica de una pobre muchacha sin voluntad. Este relato fue escrito en
colaboración de Wilkie Collins, su gran amigo y también conocido escritor.
La influencia de Collins se nota desde la primera página. Es el cuento más
terrorífico de todos.
Fantasmas de Navidad cuenta
la historia de dos chicos que están en un internado y que todas las Navidades
vuelven a casa. Todos los años se reúnen y cuentan historias de miedo. En este
relato se cuentan un par de historias hasta descubrir la historia de ellos
mismos, con un final sorprendente.
En El Capitán asesino y el pacto con el Diablo, Dickens nos habla
de los relatos infantiles que se contaba a los niños victorianos para
asustarlos, a los que él achaca las irregularidades de sus digestiones.
Para terminar el libro con El niño que soñó con una estrella, un melancólico relato de amor
filial y muerte, que si bien no es el mejor relato, es una historia preciosa y
sin duda perfecta como cierre a tan escalofriantes historias. ...
Los fantasmas anidaron siempre en el corazón de
Dickens. En su infancia, una niñera a la que temía, le inculcó el miedo por
las historias siniestras, de regresados que venían exigiendo la sangre o
la cabeza del niño Dickens. En su adolescencia y madurez. Siguió alimentando su respeto por lo sobrenatural
cuando se documentaba para sus libros. Dickens vio fantasmas en las cárceles
hacinadas, en los hospicios, en escuelas públicas, y los trasladó a sus
páginas. Enriqueció el panorama del fantasma victoriano sustituyendo los
castillos por caserones y pasillos oscuros.
Los relatos góticos se escriben de muchas maneras, y la
manera dickensiana es a través de un humor teñido de niebla. La
carcajada se confunde con el grito y el quejido, la risa con el susto, el
espasmo con el escalofrío y el horror con el terror. El ambiente y las
descripciones, como siempre en Dickens, son impecables en este libro.
La Navidad está presente como telón de fondo de muchas de
las narraciones. La Navidad es una de las grandes obsesiones de Dickens,
y respondería a una doble razón: por
un lado, era idónea para justificar el contar historias en familia; por
el otro, quizás había nostalgia. Nostalgia por unas fechas perdidas,
de buenos pero también profundos recuerdos.
Charles Dickens
Nació en Portsmouth (Inglaterra) en 1812, no tuvo una
infancia plácida y feliz. Miembro de una familia de escasos medios, su padre
fue encarcelado por deudas y todos se mudaron con él a la prisión. Obligado
desde muy joven a trabajar en una fábrica de betún para zapatos, mantenía de
esta forma a su familia, pasando muchas penalidades.
Dickens no tuvo una formación académica, sino autodidacta, y
la suerte le sonrió el día en que consiguió un puesto como secretario de un
abogado (1827). De esta manera, consiguió convertirse en cronista parlamentario
un tiempo después. Este hecho le abriría las puertas al mundo de la literatura,
publicando en 1833 la que sería su primera obra titulada “Esbozos”. Dickens, a
diferencia de otros autores contemporáneos, obtuvo éxito y popularidad en vida,
gracias a que publicaba la mayoría de sus obras por entregas en los periódicos
y revistas de la época.
A parte de su faceta como escritor, Dickens fue también un
hombre muy comprometido y avanzado a su tiempo, luchó por conseguir reformas
sociales a favor de las clases obreras, y también en contra de la esclavitud,
practicada en Estados Unidos.
Concluyendo, en esta recopilación de historias de fantasmas hay
historias mejores y peores, pero en todas ellas maravilla el estilo de Dickens
y con un ligero toque de humor. Estos cuentos que no asustan, abundan más
bien en las descripciones psicológicas, las enfermedades del alma,
las penitencias. Los mejores inquietan, los menores, dejan la sonrisa
puesta. Ninguno eso sí, deja indiferente. Sin embargo, será mejor que esta
noche dejéis una luz encendida mientras dormís….